5.1.06

Judas

Cuando tuve 12 años ayudaba a mi padre con sus trabajos de carpintería. Un día nos presentó a un joven mayor que yo, que iba a trabajar con nosotros. Su nombre era Judas y provenía de Carioth en Judea. Los Sábados, cuando José no podía escucharnos, solíamos conversar mucho. Era bastante irrespetuoso con los escribas y discutía todo lo que me enseñaban en la Sinagoga. Sin embargo, gustaba definirse temeroso de un Dios que decía estaba esperando que su pueblo elegido se uniera para así poder de un solo golpe expulsar al enemigo de la tierra que en su momento. Hasta mucho tiempo no me di cuenta que José nunca tendría suficiente dinero para mantener un obrero, ni supe el verdadero origen de mi amigo Judas, pero entonces no me preocupaba por esas cosas. Mi facilidad en aprender las escrituras me llevaba rápidamente a disentir con mis maestros, pero siempre fui reprendido por el tranquilo José, que no quería saber nada con discutirle a los doctores. Este fornido joven, con su voz estentórea y sus formas bruscas me presentó un mundo nuevo por descubrir, más allá de Nazareth y del mundo que me mostraban los escribas.